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Psicopedagogogía en Braille

Joaquin Viilanueva tiene 18 años y está cursando actualmente la carrera de Psicopedagogía en el Instituto Superior Nuestra Señora de la Paz. Todos los días llega a horario a su aula, con un bolso mediano donde lleva su computadora y su máquina Perkins que utiliza para tomar apuntes, haciendo combinaciones con las teclas, ya que es ciego.

 

A la hora de estudiar se maneja con un lector en la pantalla de su notebook, con el que puede realizar todos los trabajos que le mandan los profesores y seguir el ritmo de sus compañeros.

 

Se muestra como un joven alegre al que no le molesta relatar su historia de vida. Está acostumbrado a manejarse con el bastón blanco desde muy pequeño y ser muy independiente, ya que a los cuatro años perdió la visión por completo a causa de un tumor en la cabeza, motivo por el cual tuvo que ser intervenido tres veces.

 

Es fanático de River Plate y de pequeño encontró en el fútbol un gran pasatiempo. A los 9 años fue parte de Los Murcielaguitos, el equipo de fútbol para ciegos de 6 a  17 años, cuya escuela se encuentra en el  CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) donde jugó hasta los 15, ya que decidió dejar de entrenar y jugar como medida de prevención ante posibles lesiones que pudieran perjudicar su salud.

 

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Joaquín, el primero en llegar a clase

Escrito por Roxana Évolo y Delia Escobar

Le gusta salir a comer con sus amigos o que lo vayan a visitar a su casa, lugar en el que se maneja con total libertad, ya que solo le tienen que avisar si cambiaron algo de lugar.

 

Se recibió en 2017 de Bachiller en Relaciones Humanas y de ahí en más supo que su camino estaba dirigido a ayudar a los demás.  En un principio consideró la carrera Trabajo Social pero la descartó al investigar más sobre la profesión. También había pensado estudiar Letras pero como se autodefine “no muy amigo de la gramática” decidió que esa tampoco sería una buena opción. Periodismo, por un momento, fue otra posible elección pero consideró que debería trabajar los fines de semana y eso lo desanimó. Fue ese camino de autodescubrimiento lo que lo llevó a inscribirse en Psicopedagogía, una carrera que se encarga de estudiar las formas de mejorar los métodos didácticos y pedagógicos de aprendizaje. Espera que al recibirse pueda trabajar en equipo, en colegios especiales, y ayudar a quienes lo necesiten.

 

En este primer año de cursada no tuvo problemas para adaptarse al ritmo de estudio y, además, supo hacerse de nuevas amistades, que lo acompañan y ayudan en todo lo que necesita.

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Escrito por Vanesa Barreto

Una leyenda para la historia

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Gino Bartali, frente a un público que lo ovaciona

Gino Bartali ganó 2 Tour de Francia y 3 Giro de Italia. El italiano de Florencia, llegó a ser una leyenda para el ciclismo y un héroe para la comunidad judía.

Gino Bartali nació en una humilde familia de la ciudad italiana de Florencia en 1914, sin lujos y bastantes privaciones. Su madre era una mujer de campo y su padre un operario urbano. De niño comenzó a trabajar como mecánico en un taller de bicicletas, donde con mucho esfuerzo luego de varios años logró comprarse una. Desde entonces nadie pudo separarlo de ella. Junto a su inseparable compañera empezó a entrenar y formó parte de un pequeño equipo de ciclismo “L’Aquila”. El triunfo no tardó en llegar y para 1936, a los 22 años ganó su primer Giro de Italia.

 

Sin embargo, un suceso estuvo a punto de alejarlo para siempre de las competencias. La muerte de su hermano en un torneo de ciclismo lo afectó demasiado e intentó retirarse a temprana edad. Pero gracias al apoyo de su familia, poco tiempo después, comprendió que la mejor manera de honrar su memoria era continuar con el deporte que los había unido a ambos. Y fue así que, al año siguiente, ganó por segunda vez el Giro de Italia.

 

En esos años y en pleno apogeo de su carrera como ciclista, Mussolini decidió intervenir en la vida de Bartali.  Consciente de que el deporte era un elemento importante para consolidar su régimen, quería ver el triunfo de un italiano en el Tour de Francia. Así, el gobierno fascista hizo que el ciclista renuncie al Giro de Italia y se inscriba a la máxima competición del ciclismo.  Gino ganó en 1938 el Tour y desde entonces fue emparentado al régimen fascista.

 

Pero lo más interesante de su vida se dio a conocer muchos años después de la muerte de Bartali ya que se encontró un diario en el que aparecían registros de una red clandestina para ayudar judíos.  En el mismo se afirmaba que él, en conjunto con la Iglesia Católica, ayudó a salvar a más de 800 vidas judías durante el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial.

 

La realidad era la siguiente: mientras todo el mundo reconocía que su figura se vinculaba con el fascismo, Gino se aprovechó de ese título para no levantar ninguna sospecha.  Y así durante 1943 y 1944 transportó en su bicicleta documentos de identidad falsos que eran impresos en conventos de distintos lugares de Italia. Por eso, cuando los oficiales le preguntaban el porqué de las distancias tan largas, daba como respuesta que se encontraba entrenando para volver a las competiciones.

 

Pero tras aquellos años carcomidos por la tensión, Bartali tuvo que afrontar otro desafío. El 14 de julio de 1948, en pleno Tour de Francia, recibió una llamada. Un hombre había atentado contra al jefe del partido comunista, Palmiro Togliatti, justo cuando ­Italia vivía todavía un clima de pobreza y agitación de ­posguerra. Esta situación avivaba el riesgo de una guerra civil entre italianos.

 

El llamado fue proveniente del primer ministro Alice de Gasperi que le pedía al ciclista que ganara ese Tour, tal como había ocurrido años atrás. El primer ministro estaba convencido que una victoria deportiva despertaría el sentimiento nacional y calmaría los ánimos de su población.

 

Pero solo quedaba una semana y el primer clasificado, el francés Louison Bobet, le llevaba 21 minutos de ventaja al italiano. Así, bajo un temporal de agua y viento -el mismo clima que dominaba durante sus viajes secretos a Asís- atravesó primero la meta, ganó las dos siguientes etapas en los Alpes y entró en los Campos Elíseos, con la histórica diferencia a favor de 26 minutos.

 

Todas las agencias de prensa de Italia remarcaron la proeza deportiva y alzaron la leyenda de Gino Bartali como el responsable de evitar una guerra civil.

Escrito por Vanesa 

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