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Carta de despedida

La demolición del viejo hospital situado en la Villa 15, mejor conocida como “Ciudad Oculta”, no deja de despertar diversos sentimientos entre los vecinos de Lugano. El más unánime, es la nostalgia.

Lugano está de luto. Uno de sus más conocidos edificios longevos se ha vuelto historia, dejando a su paso un aire de desconcierto y vacío. Su magnitud era imponente y lo podían percibir pasando por el cruce de la Av. Piedrabuena y José de la Rosa, por los alrededores de Mataderos y hasta, se podría decir, Villa Madero. Y es que este colosal gigante que fue una vez el sueño nacional de convertirse en el hospital más grande de América Latina, hoy no es más que la memoria de un emblema de la decadencia constante, apodado por los lugareños como el “Elefante Blanco”.


Este proyecto comenzó en 1939 y prometía ser el Edificio de la Liga Argentina contra la Lucha de la Tuberculosis, pero no se pudo continuar por falta de fondos, hasta que en 1948 fue retomado por el ex presidente Juan Domingo Perón, quien dejó la obra nuevamente incompleta por el Golpe de Estado de 1955. En ese tiempo se levantaron catorce pisos, de los cuales dos funcionaron como el Centro de Salud N°5 de la Villa 15, hasta que el mismo fue trasladado a Av. Piedrabuena 3014, con el nombre de Centro de Salud y Acción Ciudadana (CeSAC).

 

Por esos años, entre el 2005 y el 2017, fue ocupado por alrededor de 30 familias que encontraron en los cimientos abandonados un refugio, contando con una plaza y una pequeña canchita en frente. Pero el Gobierno de la Ciudad, comenzó con la demolición a principio del 2018 con la promesa de disponer del predio para los habitantes de Ciudad Oculta y crear el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat (DHyH).

Fueron estas ideas las que convencieron a las familias de dejar sus casas, sus negocios, su pedazo de tierra, para trasladarse a una nueva vivienda otorgada por el gobierno, donde debieron comenzar de nuevo.

 

Pero por más de que la estructura ya no esté, el “elefante” siempre va a estar presente. La historia de este fantasmal emblema de Villa Lugano es parte del folclore del lugar. La gente pasa y sonríe, hasta recuerda la película que protagonizó Ricardo Darín y en la cual puede verse en detalle la arquitectura del edificio.

 

El elefante blanco es una sombra que nunca dejará de existir, más allá que en sus cimientos nazca en 2019 un nuevo edificio. Otra historia, que esperemos tenga un mejor desarrollo.

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El elefante blanco, de Villa Lugano

Escrito por Delia Escobar

Sueño campeón

Semanas antes de su esperada fecha en La Reina del Teatro Flores, en donde hará de telonero de Juanse, Agustín Cerrizuela, voz de Josefita, conversó con nosotros para contarnos cómo comenzaron, cómo fueron encontrando su estilo y qué podemos esperar de su presentación el 20 de octubre.

Agustín,  ¿cómo se formó la banda?

 

a banda se formó a partir del 2005, en febrero, como nos gusta decir: tiempo de carnaval. Y nos fuimos encontrando con Pablo, con unas guitarras, con la idea de hacer unas canciones propias y tratar de darle forma a esas canciones. Después se sumó Juani en el bajo, Agustín en la batería y empezamos a ensayar en una sala que estaba armada en la casa del batero, donde ensayaban otras bandas que nos prestaban algunos instrumentos como para arrancar.

 

Después se sumó mi hermano Fernando en el violín, con armónica, con charango, con distintas cosas, con guitarra eléctrica, voces, y ya en 2007 grabamos el primer disco que lo mezcló y lo masterizó Santiago Vila. Más tarde se unió Chucky en la percusión y de a poco se fue conformando esta banda de amigos del barrio de Villa Lugano. A partir de esta formación grabamos el disco Amanece en 2010.

 

¿Ustedes se conocían previamente?

 

Y en realidad, somos amigos y conocidos del barrio. A veces cuesta un poco acordarnos porque algunos se conocen desde los cinco años, otros antes porque las familias eran amigas, por ejemplo el tecladista y el batero. Yo a Pablo lo conocí estudiando y después nos dimos cuenta que viajábamos para el mismo lado, así que fue de esa manera.

 

Arrancaron siendo pocos. ¿Y hoy, cuántos son?

 

Ya te digo arrancamos siendo cuatro, cinco en realidad, dos fuimos solo las primeras semanitas. Ya en nuestro primer toque éramos varios, en abril de 2005, en una fiesta que fue para nosotros mítica. Y hoy somos finalmente siete.

 

¿Y se suma alguien más cuándo tocan en vivo?

 

No, en general no, pero hemos compartido con otros músicos escenarios y también grabaciones. Por ejemplo, en el EP que grabamos en 2011 que es “Hoy con más voces” tenemos un tema que compartimos con Santiago Aysine de Salta la Banca y otro con Agustín Ronconi de Arbolito. Con algunos hemos tenido el placer de compartir también el escenario en vivo. Está buenísimo poder concretar esa experiencia.

 

Y en el disco “Sur”, tenemos de invitado a “Piti” de Las Pastillas del Abuelo que se sumó a cantar con nosotros un tema que se llama “Las Culturas”. Realmente está bueno que haya sumado su impronta, su voz, su espíritu porque creemos que es una mirada que está buena que se escuche mucho más. Y la verdad, que haya sumado su voz es para nosotros un gran honor, y a parte la manera que lo hizo, con la humildad, con la altura y como suele hacer las cosas. Así que le estamos muy agradecidos a la familia pastillera y en especial a él por compartir con nosotros.

 

¿Tienen idea de ir a algún lugar, a otro país al que les gustaría llegar con la banda?

 

Sorprenderme con estas cosas está buenísimo, por ahora es sólo un deseo, un enorme deseo con muchísimas ganas. Pero, por ahora, no hemos tenido la posibilidad de organizarlo. Sabemos que hay gente de Uruguay que nos escribe y que le gusta nuestra música y nos lo hace saber a través de las redes sociales y nos encantaría poder ir. Nos ha escrito también gente de México y estamos combinando para acercarles los discos físicos, porque el audio ya lo tienen.

 

¿Cuál es tu tema favorito y por qué?

 

Para mí el primer corte, “No tan perdido”, del disco “Sur”. Me parece que lo que marca es un poco el camino de las pasiones. Arranca con esos latidos que representan a nuestros latidos, nuestra forma de sentir. Y el tema habla de los polos opuestos, de un lugar y del otro y de esas preguntas, que a veces son tantas que parece que estuviera muy perdido. Buscando un poco ese equilibrio y buscando los medios esa sensación va quedando un poco de lado. Aparece ese sentimiento del no tan perdido.

 

Estamos convencidos que el camino que estamos haciendo es el que queremos hacer, lo que queremos obtener y que lo que estamos contando es lo que queremos contar. Así que, ojalá, encontremos también las personas que tengan ganas de escuchar y compartir la música como nosotros la sentimos o como nosotros la escuchamos.

 

¿Quién es el compositor de la banda?

 

Las letras de los temas, por lo general, las escribimos entre Pablo y yo. Para Sur aparece una canción que está escrita por el bajista y ya para lo que se va gestando aparecerán otros escenarios porque por suerte todos los músicos están escribiendo y permitiéndose componer, y nosotros estamos dispuestos a escuchar y a tener en cuenta todo lo que se hace. Así que seguramente aparezcan algunos temas de los músicos de la banda. Porque la verdad muchos tienen una forma muy linda de contar las cosas, así que seguramente eso empiece a enriquecer también la parte lírica de las canciones.

 

Por último, ¿Qué podemos esperar entonces de la fecha en el Teatro Flores? ¿Están emocionados por abrir el show de un músico de la talla de Juanse?

 

Es una fecha muy importante para nosotros. Él es un artista muy grande del rock argentino y nosotros tenemos el enorme placer de compartir el escenario. Va a ser una gran fiesta, porque lo estamos sintiendo en la gente que nos acompaña y se entusiasma. Vamos a disfrutar de una tremenda noche junto a un grandísimo ídolo y queremos que nuestras “hormigas” nos acompañen en esta lindísima experiencia

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Agustín Cerrizuela, voz de Josefita, cantando en vivo

Escrito por Alejo Blanco y Agustín Caffarello

Plan de vivienda en Lugano

El Barrio Olímpico lleva este nombre ya que en él se alojaron 7000 participantes de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, entre los atletas y sus entrenadores. Está conformado por 31 edificios residenciales de 1.200 viviendas que fueron adjudicadas a familias a través de créditos accesibles instrumentados por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad y el Banco Ciudad, con prioridad para los vecinos de la Comuna 8 (Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano).  A los créditos pudieron acceder familias de nacionalidad argentina, con ingresos formales e informales y con el valor de 3 salarios mínimos vitales y móviles.

 

El 50% de los departamentos fueron reservados para los vecinos de la comuna, un 10 % para los empleados de la Policía de la Ciudad y otro 10 %, para los docentes dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Finalizados los juegos, estas viviendas también estarán disponibles para vecinos de la ciudad a través de créditos blandos y se entregarán a sus nuevos propietarios entre marzo y abril de 2019.

 

La construcción de la Villa Olímpica generó 1.600 nuevos empleos y el sueño de la casa propia para más de 1.000 familias que podrán acceder a una de las viviendas en los nuevos edificios construidos en un espacio de 125.000 metros cuadrados.

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Vista aérea del Barrio Olímpico

Barrio papa Francisco

El barrio se encuentra ubicado sobre la avenida Fernández de la Cruz, entre Pola y Escalada. La franja de terreno junto a la Villa 20 fue usurpado en agosto de 2014 y desalojado semanas después. El predio estaba vacío y contaminado porque durante años había sido un depósito de autos secuestrados por la Policía Federal.

 

Hace unos meses, el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) les avisó a las familias que el 28 de agosto era el día en que debían mudarse a las propiedades construidas sobre los terrenos recuperados, donde se había llevado a cabo la toma.

 

En 2016, la Legislatura votó la urbanización de ese lugar, con la construcción de casas nuevas, obras de infraestructura y mejoramiento de las viviendas existentes para una población de casi 28.000 habitantes.

 

El nuevo barrio fue rebautizado como Papa Francisco. Tiene 1.702 departamentos de 2, 3 y 4 ambientes, distribuidos en 21 edificios. Cada familia tendrá su propia casa, pagarán entre $ 3.000 y $ 6.000 por mes, o el 20% de sus salarios.

 

La Villa 20 se encuentra en pleno proceso de transformación mientras suceden las mudanzas de las primeras 368 familias, sobre un total de 1.700 viviendas. A fin de año se espera el traslado de otras 244 familias y en abril de 2019, se completará la ocupación de las viviendas por parte de los vecinos.  

Escrito por Ramiro Gómez y Federico Tacco

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