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Pamela González: “La mayoría de las personas no saben usar las redes sociales”

Está claro que la tecnología cada vez avanza de manera fugaz y todo va cambiando de acuerdo a la comodidad de uno. Por esta razón, Pamela cuenta que no tuvo problemas en adaptarse rápidamente a la tecnología actual: “No me costó adaptarme. Tuve la oportunidad de tener acceso a la tecnología de manera temprana y al momento de utilizarlo como herramienta de comunicación fue más sencillo por la masividad que tiene”.

 

Al ser consultada acerca de si le gustaría crear una herramienta  de utilidad para el periodismo, González manifestó: “Si tuviera la posibilidad, crearía una web en la que se transmita vía streaming, porque es accesible y gratuito para todo el público”.

Además, la periodista opinó acerca de la posible desaparición del diario papel: “El diario papel claramente va a desaparecer. Las personas ya no gastan o no le dan prioridad al diario papel porque pueden llegar a la información por medio de las redes o también de las plataformas digitales.

 

Por último, la también intérprete de señas, habló acerca del sistema moderno de las redes sociales y sobre cuáles son sus puntos positivos y negativos: “lo malo es que aún la gran mayoría de las personas no saben utilizar las redes sociales y la diversidad que hay entre ellas, entonces se plasman sentimientos personales y desde el anonimato se masifica el odio y la intolerancia. Pero esa masividad también es positiva por el lado de que hoy tiene acceso a la misma información y con el mismo costo, personas de diferentes clases sociales, grupos sociales y edades”.

La intérprete de lengua de Señas Argentina- Español y periodista deportiva, se refirió al impacto de la tecnología y sus respectivos recursos

Escrito por Kevin Mónaco

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Pamela en el programa "River de mi vida"

SER UNO PARA TODOS

El liderazgo es la capacidad de influir en otras personas para el logro de un fin determinado.

John C. Maxwell, autor de Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, condensa en tres palabras: “Liderazgo es influencia”. En su libro “Comportamiento Organizacional”, Stephen P. Robbins extiende el concepto: “Encontramos que el liderazgo es un proceso de influencia en el cual un individuo facilita con su accionar el movimiento de un grupo de personas hacia el logro de un objetivo común”. Desde otra perspectiva, Stephen Covey, en “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, sostiene que “el liderazgo es la capacidad de inspirar a las personas para que ellas mismas aprecien y desarrollen sus habilidades”.

 

Ahora bien, no sería descaminado pensar que el soporte de un liderazgo hecho y derecho se compone de un sólido autoliderazgo. El líder debe ser, ante todo, guía de su propia vida. Pero, ¿cómo lograrlo? Interpretándose, buceando en sí mismo sin sobrevalorarse ni menoscabarse. Reconocerse en un límpido espejo interior.

 

Mal puede ejercer liderazgo quien no está a su propio cargo, no es responsable de su vida y no es capaz de manejar sus emociones ni resolver sus prejuicios. Pues en ese caso buscará en los demás auxilio para sus inseguridades, remiendo para sus harapos.

 

En cuanto al ser humano, desde el pasado remoto surgen señales que testimonian la aparición de líderes y seguidores. Cuando nuestro milenario pariente dejó de ser nómade y se estableció en un lugar fijo, comenzó a organizarse en comunidades y a ejercitar las primeras prácticas de división del trabajo. Y los individuos más capaces asumieron el papel de liderar y de tomar las decisiones en cuanto a organización y distribución de las tareas.            

 

El deber del líder de hoy no es resolver problemas, sino plantear las preguntas que sean necesarias para ayudar a sus seguidores, para que ellos resuelvan los problemas que se les presentan.

 

El naturalista francés Henry Fabre experimentó con la oruga procesionaria, un insecto que camina en fila india siguiendo mecánicamente a un líder hacia donde este se dirija. Fabre dispuso a estos insectos en un círculo, de tal forma que el líder estuviera pegado al último insecto de la fila y en el centro les puso un poco de comida. Las orugas, seguidoras por naturaleza, continuaron dando vueltas en círculo hasta que quedaron sin fuerzas para acercarse a su alimento. Todos siguieron al líder, sin salir de la formación, aun cuando éste se hallaba extraviado.

 

Con este ejemplo, la naturaleza nos induce a reflexionar sobre el estilo de liderazgo. ¿Estamos liderando a nuestros subordinados para formar seguidores o líderes? ¿Estamos formando seguidores oruga, que se limitan a cumplir órdenes sin cuestionar? ¿Procuramos formar personas capaces, provistas de un criterio propio? ¿Nos fijamos como objetivo formar personas responsables de sus actos? ¿Queremos personas que propongan con creatividad rumbos alternativos a los que plantea el líder?

 

El líder deportivo debe ser cuidadosamente selectivo a la hora de exponer verbalmente. Tendrá que utilizar palabras claras, sencillas y sin lugar a ambigüedades.  Pondrá en escena términos entendibles y asimilables por cada uno, así se trate de persuadir y/o motivar.

Escrito por Nancy Yasnikowski

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Hinchas opinólogos son los que se sienten facultados para emitir juicio sobre todo tema relacionado con el fútbol. En su «Cantata Buenos Aires», Chico Novarro observa: "Una ciudad donde todos opinan. / Si hasta se forma una Selección / en cada esquina".


En realidad, el hincha opinólogo acomoda sus consideraciones a sus preferencias, a lo que "le gustaría que sea". Selecciona a los jugadores, arma el equipo, dispone a los once en el campo (lo que se llama "parar el equipo en la cancha"), analiza al rival y determina tácticas y plan de juego. Durante el partido se expide acerca de los cambios necesarios. El arbitraje también está bajo su mira. Así y todo, si el equipo gana haciendo todo lo contrario de lo que el hincha opinólogo postuló, no deja éste de sentirse feliz. Es uno de los pocos casos en que el hombre medio resigna su ego para sumarse a la alegría colectiva.

 

"La cosa es que ganamos" es una reflexión vigente desde hace poco menos de un siglo. Como el supremo objetivo es ganar, y en él prevalece la carga emocional por sobre toda consideración crítica, a festejar se ha dicho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otro tanto sucede si se ganó injustamente, por un zapatazo afortunado sobre el final de un partido en que el equipo rival "tuvo apretado contra su arco" al propio: por un penal que cayó del cielo a causa de un fallo erróneo del árbitro; por un gol en posición adelantada que el juez de línea se tragó; por un gol en contra, fruto de la chambonada de un defensor... En fin, por esto o por aquello, primero ganamos, después pensamos.

 

Pero, si pierde, sus opiniones se refuerzan. Es que el hincha opinólogo se toma muy a pecho su condición de tal. Necesita juntarse con sus pares y trenzarse en arduos y animosos parlamentos. Es importante que haya puntos de disidencia. Así, el debate se torna más enfático. Es notable su capacidad de recordar pasajes y momentos de partidos jugados no tan recientemente. Se destaca también su impiedad hacia los jugadores que considera ineptos. Los adjetivos que emplea incursionan en el menosprecio y las comparaciones descalificadoras.

 

Esa necesidad de involucrarse, no siempre llega a mayores. Un caso reciente lo tenemos con el jugador Mauro Icardi, quien, según coincidencia de la mayoría, era merecedor de integrar la selección. No obstante, no fue incluido, y la única respuesta era el silencio. Wanda Nara, representante y actual esposa del jugador, no tardó en romperlo. Manifestó su bronca mediante un video que subió a las redes, donde se ve a Icardi cantando el tango «El sueño del pibe», el cual refiere la emoción de un niño que, al ser citado por el club, se ilusiona con que llegará a ser futbolista exitoso. Así animado, dice: "Mamita querida, / ganaré dinero. / Seré un Baldonedo, / un Martino, un Boyé./ Dicen los muchachos / de Oeste Argentino / que tengo más tiro / que el gran Bernabé". 


Ahora, cuando la televisión nos mantiene al día con el fútbol de todo el mundo, los hinchas opinólogos extienden su despliegue de conocimientos hacia todas las latitudes, especialmente donde participen jugadores argentinos. De allí que, al jugarse un mundial, ya conocen a unos cuantos cracks de otros  países.

 

Que también opinen sobre ellos. Sí, claro. ¿Desde cuándo la opinología reconoce fronteras? 

HINCHAS OPINÓLOGOS

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Escrito por Nancy Yasnikowski

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